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Los nanofósiles “fantasma” revelan que el nanoplancton es más resistente a los anteriores periodos cálidos de la Tierra de lo que se pensaba

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Las predicciones sobre el modo en que algunos organismos marinos como los moluscos, los erizos de mar y los cocolitóforos seguirán formando sus componentes de carbonato cálcico a medida que el cambio climático afecta a los océanos se basan en gran medida en el registro fósil de nanoplancton durante eventos de calentamiento pasados. Ahora, un enfoque poco convencional para estudiar los fósiles de cocolitóforos marinos descubiertos en depósitos de esquisto negro de todo el mundo revela que el plancton fue más resistente a los periodos pasados de calentamiento prolongado del océano de lo que sugieren las pruebas fósiles tradicionales. A medida que se calienta el planeta y los niveles de dióxido de carbono atmosférico (CO2) aumentan, la acidificación de los océanos y la disminución de las concentraciones de carbonita en el agua de mar afectarán probablemente a los organismos marinos que forman conchas y esqueletos de carbonato cálcico. Esto es especialmente cierto en el caso de los cocolitóforos (o nanoplancton) que son los calcificadores marinos más productivos y que desempeñan un papel fundamental en los procesos biogeoquímicos globales; aun así, predecir su respuesta al cambio medioambiental futuro sigue siendo un reto. La disminución de los fósiles de nanoplancton durante anteriores episodios de calentamiento global, como el Evento Anoxico Oceánico Toarciano (T-OAE), que tuvo lugar hace aproximadamente 183 millones de años a principios del Jurásico, se ha interpretado como una “crisis de biocalcificación”, en la que la acidificación de los océanos y otros factores ambientales relacionados comprometieron la producción de carbonato cálcico. Sin embargo, algunos han argumentado que estos descensos del carbonato cálcico se deben a la disolución del carbonato en el fondo marino durante estos episodios de calentamiento y que deben demostrarse mejor las pruebas independientes de las respuestas del nanoplancton a la acidificación del océano antes de alegar crisis de biocalcificación. Utilizando la microscopía electrónica de barrido en muestras de roca toarciana del Reino Unido, Alemania, Japón y Nueva Zelanda, Sam Slater y sus colegas investigaron los tipos de materia orgánica que la componen. Más allá de los análisis convencionales de nanofósiles, Slater y su equipo se centraron en una forma de preservación que se ha pasado por alto, los nanofósiles de huella (o "fantasma"), que proporcionan información fundamental que puede perderse en los registros de cuerpos fósiles que se estudian de forma más rutinaria. Al hacerlo, Slater et al. descubrieron inesperadamente abundantes nanofósiles fantasma de cocolitóforos prensados sobre la superficie de partículas orgánicas más grandes, incluidos el plancton, las esporas y las semillas. Los autores encontraron fósiles de huellas de nanoplancton perfectamente conservados a lo largo de varias crisis de biocalcificación inferidas durante el Jurásico y el Cretácico, lo que sugiere que el nanoplancton fue más resistente a los eventos de calentamiento del pasado de lo que sugieren los análisis tradicionales de los registros fósiles. Estos resultados indican que no hay pruebas de crisis de biocalcificación durante los períodos estudiados, al menos para el plancton que forma calcita, y puede inducir a error en las interpretaciones cómo ponen de relieve cómo una lectura literal del registro fósil, dicen los autores. En un artículo de Perspective relacionado, Jorijntje Henderiks analiza los hallazgos con mayor detalle.  


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