image: In the fields outside of Cali, Colombia, researchers at the Alliance of Bioversity and CIAT trial improved rice varieties.
Credit: Alliance of Bioversity and CIAT
Una medida eficaz para combatir la deficiencia de nutrientes es aumentar el contenido nutricional de los alimentos, sobre todo de los productos básicos, baratos de producir y de alto consumo. Para esto, los científicos cultivan variedades más ricas en hierro, zinc, vitaminas y otros nutrientes, un proceso denominado biofortificación.
Pero para que los cultivos biofortificados tengan éxito, deben alinearse varios factores: que crezcan al menos tan bien como las variedades convencionales, que las semillas se produzcan y distribuyan a gran escala, y que los productores reciban incentivos para adoptarlas. Lo más importante es que los consumidores quieran consumir estas nuevas variedades. Y si, además, están dispuestos a pagar un precio más alto, esto puede incentivar una mayor producción.
Una variedad de arroz mejorada con zinc, lanzada en Colombia, parece cumplir todos esos requisitos. Un estudio a ciegas con 400 consumidores de Cartagena, ciudad de la costa caribe colombiana donde la carencia de zinc es generalizada, reveló que consideraban que el arroz biofortificado tenía la misma calidad de las variedades comerciales. En algunos casos, incluso lo preferían, y eso sin saber sobre su mayor contenido en zinc.
Cuando se informó a los participantes del estudio que el arroz tenía más zinc que el arroz convencional y conocieron sus beneficios para la salud, afirmaron estar dispuestos a pagar más por él. Pagaron un 41% más por el arroz biofortificado que por el arroz estándar y un 12% más que por otro tipo de arroz.
"Los hallazgos muestran que el arroz biofortificado en Colombia tiene un alto potencial para ser promovido con éxito, consumido más ampliamente y mejorar la salud de los consumidores", afirmó Robert Andrade, coautor del estudio publicado en mayo en la revista Journal of Agriculture and Food Research.
Andrade, investigador de la Alianza de Bioversity y el CIAT, y sus colegas realizaron el estudio en 2023, un año de alta inflación alimentaria en Colombia. El hallazgo de una mayor "disposición a pagar", incluso en un contexto económico difícil, resalta aún más la demanda de los consumidores de acceso a alimentos saludables.
"Estos hallazgos deberían animar a los inversores en investigación y a los gobiernos que implementan programas de nutrición a aumentar el apoyo a la investigación en biofortificación", dijo Andrade.
Entre los colaboradores figuran Fundación Canal del Dique COMPAS, que desempeñó un papel clave en la liberación de la variedad de arroz, y la organización educativa ampliada de Colombia, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), que ayudó a facilitar la investigación.
Arroz con propósito
En 2021, Colombia lanzó oficialmente la variedad de arroz biofortificado BIOZn035 (que no está modificado genéticamente) a través de Fedearroz (Federación Nacional de Arroceros). Las autoridades aprobaron el arroz para la región Caribe de Colombia, donde la deficiencia de zinc es del 41 % entre los niños de 1 a 4 años, uno de los niveles más altos del país. La deficiencia de zinc está vinculada a varios problemas de desarrollo, y tasas tan altas la convierten en un importante problema de salud pública.
BIOZn035 fue desarrollado por la Alianza y el Centro Francés de Investigación Agrícola para el Desarrollo Internacional. Su trabajo se basó en investigaciones sobre la carencia de zinc y estudios socioeconómicos en la región Caribe de Colombia. Inicialmente, esperaban desarrollar una variedad rica en zinc que las mujeres y cabezas de familia incluyeran en la planificación de las comidas.
"Empezar por comprender las necesidades de la comunidad y sus preferencias alimentarias fue fundamental para saber qué características debía tener el arroz", afirmó Carolina González, líder temática de Prospectiva y Economía Aplicada para el Impacto en la Alianza. "Uno de los retos a los que pueden enfrentarse los cultivos biofortificados es la falta de alineación con las preferencias de sabor de la gente. Afortunadamente, esta variedad tiene rasgos tanto para la nutrición como para el consumo".
Las investigaciones varían en cuanto a la cantidad adicional de zinc que consumen las personas cuando comen arroz biofortificado, pero numerosos estudios apuntan a aumentos significativos.
Investigaciones de laboratorio y de campo, realizadas en 12 lugares de Colombia, descubrieron que el arroz biofortificado contenía un 62,5 % más de zinc que el arroz convencional.
El lanzamiento del arroz coincidió con la pandemia de COVID-19. Entre 2000 y 2024, los agricultores utilizaron 15,6 toneladas de semillas para producir 785 toneladas de arroz para el consumo. Los rendimientos fueron iguales a los del arroz estándar. Este año, Fedearroz está aumentando la producción de semillas y promocionando cada vez más la variedad.
El arroz biofortificado forma parte del trabajo a largo plazo de los centros de CGIAR, incluida la Alianza, para producir cultivos biofortificados, entre los que también se encuentran los fríjoles, la yuca, el maíz, la batata y el trigo.
La investigación sobre biofortificación que se está llevando a cabo en la Alianza se centra en aumentar el contenido de zinc de las variedades de arroz adaptadas a otras regiones arroceras del país (aunque la deficiencia de zinc es mayor en las zonas del Caribe colombiano, es un problema a nivel nacional, con una deficiencia de zinc que alcanza el 25 %).
"Colombia se enfrenta a problemas persistentes de hambre y nutrición, especialmente en las zonas rurales y costeras", afirmó María Fernanda Álvarez, directora del área de investigación Cultivos para la Nutrición y la Salud de la Alianza. "Nuestras colaboraciones actuales sobre biofortificación esperan proporcionar a los agricultores y al gobierno más opciones que puedan replicar los éxitos de BIOZn035".
Más allá de la biofortificación
Aunque el arroz biofortificado es una vía para mejorar la nutrición, el arroz puede tener un índice glucémico (IG) elevado, lo que significa que eleva los niveles de azúcar en sangre tras su consumo (aunque los niveles de IG del arroz pueden variar mucho y, por lo general, son más bajos en el arroz de América Latina que en el de Asia, por ejemplo). El consumo elevado de alimentos con IG alto está relacionado con la diabetes de tipo 2, una importante amenaza para la salud mundial vinculada a la falta de diversidad en las dietas.
Alvaro Durand-Morat, autor principal del estudio y economista agrícola de la Universidad de Arkansas, afirmó que parte de la investigación actual de su equipo descubrió que los consumidores de Filipinas cambiarían gustosamente el arroz por otro alimento para reducir el riesgo de diabetes. Pero la mayoría de las alternativas también tienen un alto índice glucémico.
"Hay que seguir trabajando en la biofortificación, pero tenemos que ir más allá del mero aumento del contenido en nutrientes de los alimentos básicos", afirmó Durand-Morat, señalando el creciente interés de los mejoradores de cultivos básicos (los profesionales que desarrollan nuevas variedades de cultivos) por trabajar en variedades con IG más bajo.
"Es difícil cambiar las pautas de consumo", dijo Durand-Morat. "Y las personas sin medios económicos para consumir otros alimentos no tienen realmente opciones. Tiene más sentido mejorar el valor nutricional de los alimentos que ya consumen y tienen más a la mano".
Recomendaciones para mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria
La investigación proporciona una hoja de ruta útil para Colombia y otros países en su labor por mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria:
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El estudio concluye que los consumidores, incluso con presupuestos ajustados, pagarán un extra por los alimentos básicos biofortificados, siempre que disfruten de su sabor y textura. Esto debería animar a los responsables políticos y a la industria a incentivar la producción, distribución y comercialización de alimentos básicos más saludables.
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Los investigadores recomiendan que la promoción del arroz biofortificado se dirija a las mujeres y a las familias con niños pequeños, sobre todo por los riesgos que la carencia de zinc supone para la salud de las personas con pocos recursos.
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Por último, los gobiernos y los financiadores de la investigación para el desarrollo deberían aumentar el apoyo a la mejora de los alimentos básicos para la nutrición.
"El objetivo del estudio es demostrar que la ciencia puede ayudar a las personas a llevar una vida mejor y más sana, aunque tengan limitaciones económicas", afirmó Durand-Morat.
Journal
Journal of Agriculture and Food Research
Article Title
From deficiency to demand: Consumer preferences for zinc-biofortified rice in Colombia
Article Publication Date
21-May-2025