News Release

Número especial: La ciencia en la era de las redes sociales:

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

En este número especial de Science, un artículo de Perspective, un foro de políticas, un editorial y una serie de cartas de NextGen Voices exploran el estado actual de la ciencia en la era de las redes sociales. En muchos sentidos, la pandemia de la COVID-19 ha impulsado la visibilidad y el compromiso de los científicos en numerosas plataformas de redes sociales en línea, especialmente en Twitter. En un editorial, Holden Thorp, redactor jefe de Science, se pregunta si este nuevo foco de atención sobre los científicos y su trabajo es bueno o malo para la ciencia. Su respuesta: ambas opciones. Reconoce que las redes sociales son una plataforma importante en la que los científicos pueden resolver cuestiones científicas de forma rápida y transparente, pero admite que esto también permite a las fuerzas dedicadas a menoscavar la ciencia acceder a los debates normales, para instrumentalizarlos. (Nota: Thorp abordará esta y otras cuestiones relacionadas en un debate plenario en la próxima reunión anual de la AAAS: https://aaas.confex.com/aaas/2022/meetingapp.cgi/Session/29095.)

En un artículo de Perspective, Dominique Brossard y Dietram Scheufele destacan el reto que supone comunicar la ciencia en línea. Según Brossard y Scheufele, la mayoría de los científicos y comunicadores científicos aún no se han adaptado realmente a las nuevas plataformas en línea. Además, los científicos que se conectan en línea se enfrentan a un gran obstáculo: la información de estas plataformas está comisariada y priorizada por algoritmos. Los intercambios de información microdirigidos que dominan el panorama actual de las redes sociales han creado cámaras de eco que cada vez están más distanciadas, dando lugar a burbujas centradas en la ciencia. «En el momento presente, poco pueden hacer los científicos para escapar de este dilema. Las mismas herramientas algorítmicas impulsadas por los beneficios que llevan a los amigos y seguidores curiosos de la ciencia a los canales de Twitter y YouTube de los científicos son las que desconectarán cada vez más a los científicos de las audiencias con las que necesitan conectar con mayor urgencia», escriben los autores. Afirman que «para avanzar, la conquista de este reto requerirá la colaboración de la comunidad científica, las plataformas de redes sociales y las instituciones democráticas».

Un foro de políticas de Brandie Nonnecke y Camille Carlton destaca la nueva legislación que pretende poner los datos de las plataformas de redes sociales en línea a disposición de los investigadores. La ingente cantidad de datos recopilados por las empresas de redes sociales de todo el mundo podría fomentar importantes investigaciones con grandes beneficios para la sociedad. Sin embargo, las empresas implicadas tienen pocas obligaciones legales y escasa cuota de incentivos. Para abordar estar situación, tanto Estados Unidos como la Unión Europea intentan aprobar leyes para abrir los datos de las plataformas en línea a la investigación y la supervisión independientes. En esta ocasión, Nonnecke y Carlton analizan las limitaciones que hay que abordar para facilitar una investigación beneficiosa, entre ellas las decisiones sobre quién tiene acceso a los datos, la falta de inversión en infraestructura de investigación y la escasa orientación sobre cómo y qué datos deben estar disponibles. 

Por último, en este número especial, en una serie de cartas de NextGen Voices, publicadas en forma de tuits, un grupo de jóvenes científicos explican sus puntos de vista sobre si las redes sociales son buenas o malas en lo que respecta a la comunicación científica. Mientras que algunos destacan los innumerables beneficios que han experimentado al comunicar su trabajo en línea, otros cuentan historias distintas y de advertencia. 


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