News Release

Del desarme a prevenir su reaparición: adaptación a la futura amenaza de las armas químicas

Reports and Proceedings

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

En los 25 años transcurridos desde su aplicación, la Convención sobre Armas Químicas (CAQ) ha demostrado un enorme éxito en la prohibición total de la producción, el uso y el almacenamiento de armas químicas en todo el mundo. Sin embargo, Tuan Nguyen afirma en este Foro Político que, para seguir siendo eficaz, la CAQ y su órgano de aplicación, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), deben adaptarse a la futura amenaza de este tipo de armas. «Después de 25 años, la CAQ y la OPAQ se encuentran en una encrucijada», escribe Nguyen. «El camino que tome la OPAQ 2.0 determinará si la CAQ se sigue considerando un modelo de control de armas y desarme negociado multilateralmente y un pilar central de nuestra estrategia para contrarrestar las amenazas de [armas de destrucción masiva] o si corre el riesgo de perder eficacia en el futuro entorno de seguridad internacional». Desde su creación, la misión principal de la OPAQ ha sido la eliminación de arsenales y de capacidad de producción de armas químicas, así como la prevención de su adquisición y uso. Esta misión ha tenido un gran éxito: se espera que para 2023 se hayan eliminado todos los arsenales y equipos de armas químicas declarados. Según Nguyen, este logro histórico también representa un cambio fundamental para la OPAQ, que tendrá que pasar de ser una organización centrada en el desarme de armas químicas a una orientada a prevenir su reaparición. De cara a la próxima conferencia de revisión de la CAQ en 2023, Nguyen destaca las principales oportunidades y retos para una «OPAQ 2.0» de nueva generación. Según el autor, esto incluye el refuerzo de las normas internacionales contra el uso de armas químicas, que pueden haberse debilitado a la luz de varias acciones de guerra e intentos de asesinato recientes. Además, es probable que se necesiten nuevas herramientas de control y verificación para seguir el ritmo de los avances científicos y tecnológicos, así como de la proliferación de nuevos métodos de síntesis y producción química a pequeña escala. «El mayor reto para la OPAQ 2.0 no está en el marco jurídico de la CAQ ni en las herramientas necesarias para adaptarse, sino en la voluntad política de utilizarlas», afirma Nguyen.


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