Los científicos han mapeado cómo un circuito cognitivo en el cerebro podría corresponder a mejores o peores resultados psiquiátricos en pacientes con depresión y obesidad, según un nuevo ensayo clínico en el que participaron 108 pacientes Los resultados del ensayo sugieren que este circuito debería ser explorado como un objetivo terapéutico en pacientes con ambos trastornos y destacan el potencial clínico de los regímenes de tratamiento más recientes e integradores que incorporan terapias de resolución de problemas. La depresión es la principal causa de baja médica en todo el mundo y los resultados tienden a ser peores en pacientes en los que concurren otras condiciones, como la obesidad La medicina de precisión ha surgido rápidamente como una vía prometedora en psiquiatría, puesto que podría permitir intervenciones más personalizadas basadas en los circuitos neuronales individuales de cada paciente. En este estudio clínico, Xue Zhang y sus colegas utilizaron técnicas de imágenes para explorar patrones cerebrales vinculados a la depresión en 108 pacientes que presentaban tanto depresión como obesidad. Los científicos realizaron su estudio en pacientes que habían recibido una intervención de atención colaborativa integrada (I-CARE), que integra terapia de resolución de problemas e intervenciones conductuales, y que puede lograr mejores resultados en la depresión en comparación con la atención habitual (U-CARE). Zhang y sus colegas realizaron IRM funcional para medir la actividad de un circuito cerebral involucrado en el control cognitivo, el cual evaluaron haciendo que los participantes realizaran una simple tarea de pulsar un botón diseñada para probar la impulsividad. En comparación con los 49 pacientes que recibieron U-CARE, los 59 pacientes del programa I-CARE mostraron un vínculo claro entre la reducción de la actividad del circuito de control cognitivo y mejores resultados del tratamiento después de 24 meses. Posteriormente, los autores integraron estos parámetros del circuito en un modelo predictivo de resultados de la depresión. En comparación con los modelos estándar, este modelo mostró una mejora de hasta un 39% en su capacidad de predecir qué pacientes mejorarían tras intervenciones que modulan el circuito. “Existe la oportunidad de implementar programas como I-CARE a una escala más amplia, lo que podría ayudar a reducir el impacto general de condiciones comórbidas como la depresión y la obesidad”, escriben Zhang y sus colegas en un documento relacionado. “Abordar las disparidades podría conducir a resultados de salud más equitativos y reducir los significativos costes debidos a bajas médicas asociados con estas condiciones”.
Una sesión de preguntas y respuestas con la autora principal, la Dra. Xue Zhang, y la autora correspondiente, la Dra. Leanne Williams, está disponible en el siguiente enlace: www.eurekalert.org/press/scipak/article?number=adh3172