La adversidad temprana en la vida de los varones puede conducir a déficits de atención mediados por la pérdida de sueño, según un nuevo estudio con ratones y un estudio basado en cuestionarios con 67 niños. Los hallazgos identifican un nuevo patrón específico de sexo en la adversidad temprana y muestran que la adversidad temprana y la pérdida de sueño van de la mano, pudiendo tener impactos cognitivos a largo plazo en diferentes especies. El entorno tiene una gran influencia en el desarrollo físico, cognitivo y conductual de un niño en crecimiento, y la adversidad durante este período crítico puede conducir a problemas cognitivos y conductuales más adelante en la vida. Por ejemplo, los problemas de atención se observan frecuentemente después del estrés temprano en la vida y están asociados con algunos trastornos psiquiátricos. Los científicos han desarrollado modelos de ratón para investigar cómo el estrés temprano en la vida afecta al cerebro, pero pocos estudios han examinado rigurosamente los mecanismos que subyacen a los déficits de atención después de la adversidad. Buscando información adicional, Yuichi Makino y sus colegas estudiaron la adversidad temprana en crías de ratón con cuidado materno fragmentado, que modelaron limitando los materiales para anidar y el lecho. El cuidado fragmentado elevó los niveles del receptor de dopamina D2R al tiempo que suprimía el receptor D4R en el cerebro de ratones adultos, pero solo en machos. Además, los ratones macho tuvieron un mal desempeño en una sencilla tarea de atención visual. La interrupción aguda del sueño podría imitar los cambios en los receptores de dopamina y la cognición observados tras el cuidado materno fragmentado, lo que sugiere que la pérdida de sueño es responsable de muchos de los efectos cognitivos del estrés temprano en la vida. Makino y sus colegas también estudiaron la adversidad temprana, el sueño y la atención en 67 niños pequeños de familias que habían accedido a servicios comunitarios para obtener alojamiento, alimentos y ropa. Los cuestionarios de los progenitores y los niños revelaron un fuerte vínculo entre el sueño deficiente y los problemas de atención en los niños, pero no en las niñas. «Nuestro estudio podría inspirar enfoques terapéuticos para recuperar la atención, no solo después del estrés temprano en la vida, sino también tras la privación aguda de sueño de forma más general», concluyen Makino y sus colegas.