Según informan los investigadores, el enfriamiento de las aguas subsuperficiales bajo el glaciar Nioghalvfjerdsfjorden (79NG) en Groenlandia, de 2018 a 2021, fue impulsado por el bloqueo atmosférico europeo, que forzó cambios en la circulación oceánica a gran escala de los mares nórdicos, lo que ralentizó la fusión glaciar a pesar de las tendencias continuas de calentamiento global. Los hallazgos destacan la importancia de la dinámica atmosférica regional en su influencia sobre la estabilidad de los glaciares. Comprender esta dinámica es clave para predecir el futuro de glaciares como el 79NG en un clima en calentamiento. La capa de hielo de Groenlandia ha experimentado una aceleración en la pérdida de masa durante las últimas décadas debido al calentamiento de la atmósfera y el océano, contribuyendo de manera significativa al aumento global del nivel del mar. Aproximadamente la mitad de esta pérdida proviene del aumento en la descarga de hielo de los glaciares que terminan en el mar, como el 79NG, a medida que se retraen y adelgazan, un proceso predominantemente impulsado por el calentamiento oceánico, que resulta en la fusión submarina. Desde finales de la década de 1990, el flujo de calor oceánico ha aumentado, calentando las aguas intermedias atlánticas (AIA) que fluyen por debajo de la lengua de hielo del 79NG, lo que ha incrementado las tasas de fusión. Sin embargo, entre 2018 y 2021, observaciones directas en el 79NG revelaron un enfriamiento significativo del agua bajo el glaciar, lo que redujo la fusión del hielo y ralentizó el adelgazamiento del glaciar. Rebecca McPherson y sus colegas demuestan que los cambios en la circulación atmosférica a gran escala fueron los responsables de este evento de enfriamiento. McPherson y sus colegas vincularon este enfriamiento con un aumento en el bloqueo atmosférico, que interrumpió los patrones climáticos normales y canalizó aire frío del Ártico hacia la región. El océano respondió perdiendo más calor hacia la atmósfera, lo que ralentizó la circulación del agua atlántica y enfrió el agua que llegaba al 79NG. Según los autores, el patrón de enfriamiento se asemeja al bloqueo europeo, un régimen meteorológico asociado con un sistema de alta presión estacionario sobre Europa. Si bien es probable que las temperaturas del agua atlántica continúen aumentando con el calentamiento global, la desaceleración proyectada de la circulación de vuelco meridional del Atlántico (CVMA) también podría llevar aguas más frías a los glaciares del noreste de Groenlandia. "Una mejor comprensión de la conexión entre el 79NG y la circulación oceánica y atmosférica a gran escala conduce a avances adicionales en nuestro entendimiento de la respuesta del 79NG a las cambiantes condiciones oceánicas", escriben McPherson y sus colegas.