Equipo científico en busca de fósiles de formación planetaria revela inesperadas excentricidades en disco de escombros cercano
Reports and Proceedings
Gracias al Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un equipo de astrónomos y astrónomas obtuvo la primera imagen de un disco de escombros de la estrella cercana HD 53143 en longitudes de onda milimétricas, y el resultado dista mucho del que se esperaba. Sobre la base de datos coronagráficos, la comunidad científica esperaba que ALMA confirmara que el disco tenía el aspecto de un anillo visto de frente y con aglomeraciones de polvo. En cambio, el estudio reveló el disco más complejo y excéntrico observado a la fecha. Los resultados de las observaciones se presentaron hoy en una conferencia de prensa durante la asamblea n.o 240 de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS, en su sigla en inglés), celebrada en Pasadena (California, EE. UU.), y se publicarán la revista The Astrophysical Journal Letters (ApJL).
Comer es crucial para nuestro desarrollo físico y social. Hacerlo en compañía de otros es esencial para crear y mantener el sentido de comunidad
l dolor músculo-esquelético (MSK) es, actualmente, la segunda causa de discapacidad en el mundo- las enfermedades mentales son la primera-. Así lo afirma el investigador del Departamento de Fisioterapia de la Universidad de Málaga Alejandro Luque, quien utiliza el término “la pandemia oculta” para referirse a estas dolencias entre las que se encuentran la lumbalgia crónica, la artrosis o el dolor cervical, por ejemplo. Con el objetivo de describir los pensamientos, emociones y comportamientos de personas que viven con dolor crónico, investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud han elaborado la primera y mayor síntesis de información que existe en el mundo.
Los mares más cálidos son escenario de mayores tasas de depredación de peces según un nuevo estudio que incluye experimentos replicados realizados en dos océanos y a una latitud de 115 grados. La investigación revela un gradiente de latitud que depende de la temperatura, con una mayor intensidad de depredación y un mayor impacto en las aguas cálidas ecuatoriales que en las aguas más frías de latitudes más altas. Los resultados sugieren que el futuro calentamiento global puede tener una influencia predecible en el control de la cascada trófica de las comunidades marinas cercanas a las costas. "Estos cambios a gran escala en la cascada trófica podrían tener consecuencias de gran alcance, habida cuenta del papel clave que tienen las interacciones entre especies en el mantenimiento de la estructura del ecosistema, de la diversidad, de los procesos biogeoquímicos y de la prestación de servicios ecosistémicos críticos a las comunidades humanas", señalan los autores del estudio. La riqueza de especies en numerosos taxones suele ser mayor cerca del ecuador. Los ambientalistas llevan mucho tiempo sospechando que este patrón biogeográfico está relacionado con la fuerza de las interacciones entre especies, como la depredación y la competencia, en latitudes tropicales bajas. Sin embargo, estudios recientes que abarcan las grandes escalas espaciales y los múltiples hábitats necesarios para probar dicha hipótesis han sido limitados y han proporcionado un apoyo empírico contradictorio. En consecuencia, se sabe muy poco sobre cómo la depredación afecta a la composición de la comunidad de presas a gran escala geográfica, especialmente a través de los gradientes de latitud. Dicho conocimiento podría ayudar a determinar patrones de biodiversidad, la resiliencia al calentamiento climático y el funcionamiento de los ecosistemas. Para comprobar si la depredación en comunidades del fondo marino es mayor en las latitudes más bajas, Gail Ashton y sus colegas realizaron un experimento estandarizado y replicado en 36 lugares a lo largo de las costas americanas del Pacífico y del Atlántico que comprendía 115 grados de latitud. El experimento, en el que se medían tres componentes distintos de la depredación, evaluó el impacto de los peces y otros grandes depredadores móviles en las comunidades de invertebrados marinos del lecho marino. Ashton et al. descubrieron que los depredadores marinos tienen tanto tasas de consumo más altas como impactos más fuertes en la biomasa y la composición de especies de las comunidades bentónicas en las aguas tropicales más cálidas y cercanas al ecuador. Estos efectos disminuyeron con la temperatura del agua en todas las latitudes. Según los resultados, las tendencias observadas en la depredación estaban más relacionadas con la temperatura del agua que con la latitud, lo que podría tener posibles implicaciones sobre cómo reaccionarían los ecosistemas marinos al actual calentamiento de los océanos.
Un nuevo informe señala que el análisis a nivel de comunidad y de "especie" efectuado a partir de secuencias globales de ARN oceánico tomadas en aguas de todo el mundo ha arrojado luz sobre una diversidad y una huella ecológica poco conocidas de los virus de ARN marinos. Los resultados subrayan el papel preponderante que desempeñan los virus de ARN marinos en el ecosistema oceánico. Los virus están presentes en todo el espectro de la vida y desempeñan un papel fundamental como motores de la evolución, la diversidad biológica y el ciclo biogeoquímico intermediado por microbios. La mayor parte de los esfuerzos por comprender el viroma marino del planeta se han centrado en los virus de ADN, de los que se sabe que son abundantes y diversos y que son actores clave de los ecosistemas. A pesar de que los recientes estudios de secuenciación de los océanos han identificado miles de virus de ARN hasta ahora desconocidos y han proporcionado nuevos conocimientos sobre sus orígenes evolutivos y su abundancia en todo el mundo, se sabe muy poco acerca de la diversidad, la ecología y las funciones de los ecosistemas de los virus de ARN marinos. Utilizando el conjunto de datos de secuencias globales de ARN oceánico procedente de las expediciones oceánicas Tara, Guillermo Domínguez-Huerta y sus colegas exploran la diversidad global y la impronta ecológica de los virus de ARN marinos. Según las conclusiones, los virus de ARN marinos infectan predominantemente a huéspedes protistas y fúngicos, incluyendo el plancton. Como se ha observado en los virus de ADN, se clasifican en cuatro zonas ecológicas distintas, determinadas en gran medida por la profundidad y, en menor medida, por el cambio en la latitud. Es más, Domínguez-Huerta et al. encontraron que la influencia de los virus de ARN en el ecosistema oceánico es muy importante: los genes metabólicos auxiliares en el viroma del ARN indican que varios procesos cruciales del plancton, como la fotosíntesis y el flujo de carbono oceánico, pueden verse afectados por los virus de ARN. Para los periodistas interesados en las tendencias, este estudio se basa en un artículo de investigación anterior de abril de 2022 de Science que evaluó cerca de 28 terabases de secuencias globales de ARN oceánico recogidas durante las expediciones oceánicas Tara. Los hallazgos revelaron miles de virus de ARN marinos hasta ahora desconocidos y proporcionaron nuevos conocimientos sobre la evolución temprana de los virus de ARN. https://www.science.org/doi/10.1126/science.abm5847
Según un nuevo estudio, las muestras recabadas del asteroide Ryugu cercano al planeta Tierra son químicamente similares a los meteoritos carbonáceos de tipo Ivuna (CI). Las condritas CI ofrecen una oportunidad única para comprender cómo se formó el Sistema Solar, ya que su composición a nivel de la materia se ajusta más a las mediciones de la fotosfera solar que otros tipos de meteoritos. Los autores sugieren que las muestras de Ryugu representan químicamente la materia más primitiva y prístina del Sistema Solar que haya sido analizada en un laboratorio, incluyendo otros meteoritos de tipo CI encontrados en el planeta Tierra. De junio a noviembre de 2019, la sonda Hayabusa2 exploró Ryugu, describiendo el asteroide desde su órbita y recogiendo muestras de su superficie rocosa para mandarlas de regreso a la Tierra. Se llevaron a cabo dos operaciones de aterrizaje: una en la que se tomaron muestras del material de la superficie de Ryugu y otra en la que se extrajo material del subsuelo mediante un experimento de impacto artificial. En diciembre de 2020, la Hayabusa2 proporcionó unos cinco gramos de material a la Tierra. Los análisis preliminares de las muestras entregadas de Ryugu demostraron que sus colores, formas y morfologías coincidían con los observados en la superficie del asteroide, lo que sugiere que el material concuerda con el de la superficie de Ryugu. Aquí, Tetsuya Yokoyama y sus colegas informaron acerca de las características mineralógicas, químicas e isotópicas de las muestras de Ryugu. Utilizando diversas herramientas analíticas, como la microscopía electrónica, la fluorescencia de rayos X (XRF), la espectrometría de masas con plasma de acoplamiento inductivo (ICP-MS) y la espectrometría de masas con ionización térmica (TIMS) en secciones pulidas de las muestras de partículas procedentes de ambos lugares de aterrizaje de la Hayabusa2, Yokoyama y sus colegas descubrieron que las muestras están compuestas principalmente por materiales similares a los meteoritos de condrita carbonácea (CI) de tipo Ivuna. Según las conclusiones, las muestras consisten principalmente en minerales que probablemente se formaron dentro de un fluido acuoso en un planetesimal madre unos 5 millones de años después de la formación del Sistema Solar.
Una comparación metagenómica del conjunto de la microbiota intestinal infantil en poblaciones industrializadas y no industrializadas revela divergencias sólidas y sistemáticas dependientes del estilo de vida, según afirman los investigadores. Según los autores, las diferencias específicas entre poblaciones en cuanto a la composición y la función del microbioma infantil subrayan la importancia de estudiar los microbiomas de personas que no pertenecen a países ricos e industrializados. El microbioma intestinal humano se somete a un complejo proceso de ensamblaje desde el momento del nacimiento, y se cree que la composición final del microbioma adulto puede depender de las especies adquiridas en las primeras etapas de la vida. En el caso de los bebés que viven en países industrializados, este proceso está bien caracterizado y tiende a seguir una serie de pasos que, en última instancia, conducen al microbioma intestinal de baja diversidad que caracteriza a los adultos que llevan un estilo de vida industrializado. Sin embargo, los adultos con estilos de vida no industrializados suelen tener conjuntos de microbiomas típicamente diversos. Mientras que el ensamblaje del microbioma infantil se ha estudiado intensamente en bebés de naciones industrializadas, se sabe muy poco sobre este proceso en bebés de poblaciones no industriales y sobre cómo contribuye a las marcadas diferencias en la composición del microbioma adulto. Para comprender mejor cómo influye el estilo de vida en el ensamblaje del microbioma de los bebés de países no industrializados, Matthew Olm y sus colegas realizaron una secuenciación metagenómica profunda de muestras de heces de bebé en el pueblo Hadza, un grupo de cazadores-recolectores modernos que viven en Tanzania. Después de comparar estos datos con un conjunto de datos global de secuencias de ARNr de muestras fecales de bebés sanos de 18 poblaciones, Olm et al. descubrieron que después de los primeros 6 meses de vida, el microbioma de los bebés que viven en entornos opuestos diverge de ensamblajes similares dominados por bifidobacterias. Como resultado de esta divergencia, los autores descubrieron que una gran proporción de las especies bacterianas detectadas en las muestras del pueblo Hadza (más del 20 %) eran nuevas, siendo muchas de ellas indetectables en las muestras de los niños de países industrializados. De acuerdo con los resultados, la extraordinaria diversidad de la microbiota intestinal aparece en las primeras etapas de la vida de las poblaciones no industrializadas y se debe a la transmisión por parte de la madre, con cierta influencia del entorno local. Sin embargo, el principal factor de las diferencias en la microbiota intestinal a nivel mundial parece tener su origen en el estilo de vida y no en la geografía. "Nuestros resultados también ponen de relieve la cuestión de si las diferencias específicas del estilo de vida en la trayectoria de desarrollo del microbioma intestinal predisponen a las poblaciones a enfermedades comunes en el mundo industrializado, como las provocadas por la inflamación crónica", señalan Olm et al.
Un equipo científico en el Centro de Regulación Genómica (CRG) revela ahora que esta solución de almacenamiento de la naturaleza evolucionó primero en antiguos microbios que vivieron en la Tierra hace entre uno y dos mil millones de años. El estudio se publica hoy en la revista Nature Ecology and Evolution.
El mecanismo propuesto se basa en un equilibrio entre dos elementos: la proteína TTP, proinflamatoria, y la proteína CPEB4, esencial para poner una limitación temporal a la inflamación. Si el proceso no está bien regulado y la inflamación no cesa, puede desencadenar en una inflamación crónica, relacionada con un amplio abanico de enfermedades. El trabajo se ha publicado en la revista eLife.
Una ráfaga rápida de radio (FRB) reiterada y altamente activa suscita nuevas interrogantes sobre la naturaleza de estos objetos y pone en duda su utilidad como instrumento cósmico de medición.