El laboratorio de Cognición e interacciones sociales del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha identificado por primera vez el mecanismo que conecta una mutación en el gen Shank3, vinculado al autismo, con alteraciones en la conducta social en experimentos realizados con ratones. El estudio demuestra que la vasopresina, una hormona clave en las relaciones sociales, no se libera correctamente en el cerebro de los ratones ‘autistas’. Los resultados abren la puerta a tratamientos que podrían restaurar los déficits sociales en el trastorno del espectro autista.